Llegando al aeropuerto de Seattle

Paseaba por aquel aeropuerto en busca de un buen bar donde comer un ENORME cruasan, pepito, bollo... Cualquier tipo de repostería me servia. Llevaba dos días sin probar bocado, mis zapatos estaban desgastados y había conseguido llegar al último avión con destino a L.A del aeropuerto.
Había caminado tres días sin descanso hasta allí. No es que lo necesitara, pero siempre sentaba bien.
Olía todo tipo de repostería recién hecha y apetecible, pero también de esa que no cambian en semanas hasta que alguien la compraba. En todas partes hay de todo.
Iba deleitandome entre tarta de chocolate y churros recien hechos, el perfecto desayuno cuando, de pronto y sin previo aviso, un repugnante olor me hinundó y se metió hata mi cerebro.
Mi cuerpo paró de la impresión y una enorme arcada me habría hecho bomitar si no tuviera el estómago vacío.

¿De donde demonios provenía aquello?
Con la mano tapándome la boca y nariz miré a mi alrededor. Todo el mundo estava tranquilo, nadie más, a parte de mi, parecía notar aquel repugnante olor que jamás había olido a pesar de mi buen olfato aunque, si hubo quien pareció notar mi actitud y empezó a mirarme así que, decidi disimular quitándome muy a mi pesar la mano de la cara y procurando no respirar.
Fui a sentarme a unos asientos donde el olor parecía atenuarse.
Más arcadas me hicieron temblar hasta que conseguí sentarme y taparme la nariz con la manga de la camiseta, tirar mi volsa a mis pies y tratar de tranuilizarme.
Procuré respirar hondo hasta que mi corazón se tranquilizó. El olor seguía incesante y la nariz empezó a arderme con fuerza pero, al menos las arcadas habían pasado.

Cuando me dí cuenta estaba sudando con los ojos como platos y vastante alterada. Miré a mi alrededor. Varias personas me miraron pero giraron la cabeza en cuanto mis cabreados ojos se cruzaron con los suyos, excepto una mujer cuatro asientos a mi derecha... Era pelirroja con grandes y, al parecer preocupados, ojos verdes.

Parecía dudar entre levantarse e ir hasta mi o meterse en sus asuntos. Pensé que debía de parecer realmente horrible para probocar aquello y me sentí peor, no por mi aspecto, algo que me traia bastante sin cuidado, sino por la mujer. Si decidía levantarse y preguntarme no sería capaz de contestarla. Tal vez avisara a algún encargado y acabarían descubriendo que estaba sola. Una menor con carnet falso que vaga sola desde pequeña acabaría en un reformatorio... No, no, no podía venir, no.

La mujer se levantó mirándome. Noté como el sudor se volvía frio en mi frente y mi respiración más rápida a travez de la manga de la chaqueta. No, no, NO.
Tenía que hacer algo, tal vez disimular o escapar, pero me costaba moverme sin caerme por el mareo...

Añun de pie, pareció dudar antes de andar hasta que finalmente dió un pequeño paso en mi dirección.
Rápido me aparté la mano y puse una sonrisa lo menos asquerosa que pude finjiendo ¿naturalidad?
Pero un hombre llegó por su espalda y la cogió de la muñeca. La mujer se sobresaltó y el hombre pareció querer llevarla a lagún lado cogiendo su maleta.
La mujer sonrió confundida y me lanzó una última mirada dubitativa.
Yo seguí disimulando sin mirarla pero viendo de reojo su reacción.
Mi actuación debía de ser penosa pero ella pareció ceder y se marchó con su marido.

Rápidamente, la manga volvió a mi mano...

Off) Perdona que el post sea tan largo, pero a estas horas me inspiro XDD Perdona ^^''